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martes, 22 de marzo de 2011

NUESTRO INOLVIDABLE ÑICO SAQUITO

Benito Antonio Férnandez Ortiz,más conocido como Ñico Saquito por su habilidad de coger la pelota cuando jugaba como jardinero ese deporte, se destacó en la música cubana en el género de las guarachas. He aquí un homenaje a ese inolvidable cantaautor.

LA CUCHUFLETA

La inventiva del cubano no tiene fin con vista a resolver las necesidades que padece.
Un grupo de campesinos en una region remota se la han ingeniado para poder oir la radio, encender un bombillo al menos e inclusive ver la TV. Han construido un generador electrico con partes de bicicleta,dinamos y agua a presion procedente de un rio al que han denominado CUCHUFLETA.

martes, 8 de febrero de 2011

MARIA DE LOS ANGELES SANTANA

Quiero retomar mi blog con algunos pequeños videos de artistas cubanos que estaran siempre en nuestras memoria y nuestros corazones.

miércoles, 5 de enero de 2011

El Zoologico de la Habana


El primer zoológico con que contó La Habana pasó sin pena y sin gloria. Era bien modesto, tanto que en sus comienzos se limitó a un estanque rectangular que tenía en el centro una representación en miniatura de la Isla y en el que se exhibían dos pequeños cocodrilos. La muestra, sin embargo, gustó tanto a los vecinos de la zona del Campo de Marte, en una de cuyas esquinas se emplazaba, y sobre todo a los niños, que su creador decidió ampliarla con varios corrales para dos o tres flamencos, unas cuantas grullas y algunos patos y sendas jaulas para un venado y un monoEl autor de la obra fue José Díaz Vidal, un modesto empleado de la Secretaría (Ministerio) de Obras Públicas al que apodaban Cheo y se ocupaba de la jardinería del referido Campo. La construyó con su propio dinero y con la ayuda que le prestaron sus compañeros de trabajo. Poco se sabe acerca de aquel diminuto zoológico. Emilio Roig, en su libro La Habana: apuntes históricos, dice que comenzó sus exhibiciones en 1909 y que cuando desapareció contaba ya con unos 900 animales, pero para el profesor Abelardo Moreno Bonilla la muestra nunca fue más allá de aquel puñado de animales de que se habló antes.

Aquel zoológico desapareció cuando Carlos Miguel de Céspedes, secretario de Obras Públicas en el gobierno de Machado, se empeñó en transformar el viejo Campo de Marte en la actual Plaza de la Fraternidad, con motivo de la celebración en La Habana de la Sexta Conferencia Internacional Americana de 1928En la Quinta de los Molinos, residencia de recreo del Capitán General, hubo otro , para solaz y esparcimiento de los gobernadores españoles, una incipiente colección zoológica conformada en lo fundamental por aves acuáticas y algunas otras especies. Existió otra colección zoológica en una finca que la Compañía de Jesús tenía en la barriada habanera de Lawton y que debió ser visitada con fines recreativos e instructivos por alumnos del Colegio de Belén cuando ese prestigioso centro docente radicaba en La Habana Vieja y no en Marianao. A esa finca, que yo conocí desde fuera en los años 50, cuando todavía pertenecía a la Iglesia, le llamaban La Granja y tenía uno de sus límites en el parque de la calle B, espacio que quizá en un tiempo fuera parte de dicho predio.
En un recuento como este no puede quedar fuera la colección de monos, en especial de chimpancés y orangutanes, que tenía Rosalía Abreu en su casa-quinta de Palatino, en el Cerro.

Todavía existe la casa. «Se trataba —dice Moreno Bonilla— de una gran residencia rodeada de muchos árboles y jardines delimitada por una cerca de ladrillos, en la que la señora Abreu había hecho construir instalaciones especiales para un grupo numeroso de antropoides, a los que daba esmerada atención. A varios de los chimpancés les dio un entrenamiento especial que les permitía vivir en la casa libremente y hasta sentarse a la mesa para recibir sus alimentos». Allí se reprodujeron orangutanes. Nunca antes en el mundo esa especie se había reproducido en cautiverio. Corría la década de los 20.
Rosalía Abreu murió y la llamada Finca de los Monos fue desactivada rápidamente. Sus herederos vendieron parte del terreno y los antropoides fueron a parar a zoológicos norteamericanos. Años más tarde, el doctor Moreno Bonilla tuvo la satisfacción de comprobar en el zoológico de Filadelfia, a donde se trasladaron ejemplares de aquella colección, que los orangutanes de Rosalía seguían reproduciéndose. Descendiente de ese grupo fue la pareja que Moreno adquirió para el Jardín Zoológico de La Habana. Se llamaban, para perpetuar el nombre de sus progenitores, Guas II y Guarina II..

No fue hasta 1937 cuando Moreno Bonilla y otros profesores de la Universidad de La Habana, como los doctores Nicolás Puente Duany y Carlos G. Aguayo, comenzaron a gestar la idea de construir un parque zoológico para La Habana. Como no disponían de otro dinero que el que ellos mismos aportaban, crearon un patronato para impulsar el proyecto. La iniciativa no cayó en el vacío, pues al año siguiente el presidente Federico Laredo Bru dispuso por decreto la creación del Jardín Zoológico Tropical y designó una comisión «para que organice el Patronato Nacional que allegará los fondos necesarios para establecerlo y desarrollarlo». Por decisión presidencial el ministro de Educación supervisaría el avance de los trabajos y el Patronato quedó conformado por delegados de todos los organismos e instituciones que tenían relación o responsabilidad con el mundo animal.
Ya para entonces Moreno y el resto de los profesores universitarios del grupo inicial habían estudiado las áreas de la ciudad donde podía emplazarse el zoológico, y eligieron la finca La Rosa, entre la Calzada de Aldecoa y el río Almendares, donde estaba situado el Vivero Forestal del Ministerio de Obras Públicas, así como los grandes talleres y el parqueo para vehículos desactivados o decomisados por ese organismo.

Aquí el relato se empata con el inicio de esta historia, pues el jefe del Vivero no era otro que Cheo Díaz Vidal, aquel modesto jardinero del Campo de Marte que había logrado ascender en su vida laboral. De más está decir que Díaz Vidal acogió con júbilo el proyecto y cedió espacio y dio facilidades para que en áreas a su cargo se construyeran jaulas y corrales para los animales.
El asunto, sin embargo, no marchaba con la rapidez esperada. El Patronato, cuya organización se dispuso en 1938, no se constituyó hasta cinco años después, en 1943. Su presidencia de honor recayó en el sabio naturalista don Carlos de la Torre, y la presidencia ejecutiva en el doctor Puente Duany, mientras que Carlos G. Aguayo y Abelardo Moreno Bonilla asumían la dirección y la vicedirección, respectivamente. Pero los caudales seguían siendo escasos, ya que a los aportes que gestionaban los miembros del Patronato entre particulares se sumaba una escasa ayuda oficial. Así, el Ministerio de Agricultura contribuía con los sobrantes anuales de los fondos del Negociado de Caza y Pesca de la Dirección de Montes, Minas y Aguas de esa entidad, y facilitaba además dos obreros para las tareas de construcción y mantenimiento. Otros tres obreros y algunos materiales aseguraba el Ministerio de Obras Públicas, en tanto que el Gobierno Provincial garantizaba un crédito de 500 pesos al año y el Ayuntamiento habanero hacía una subvención de 4 200 pesos anuales.
Con ese dinero, más el cobro de cinco centavos por la entrada y la cuota anual de un peso para el Miembro Protector, categoría que se otorgó a aquellos que querían contribuir al desarrollo del zoológico, echó a andar el nuevo establecimiento con las exhibiciones y servicios recreativos y de educación para los visitantes.En 1944, el Jardín Zoológico contaba ya con 180 animales, de los cuales 95 correspondían a especies de aves y 39 a reptiles.
.

Pero por desgracia el ciclón de 1944 lo arrasó todo.El Patronato carecía de dinero para la reconstrucción del Zoológico y el Ministerio de Obras Públicas asumió su administración. Estaba en el poder el doctor Ramón Grau San Martín y un vasto plan de construcción se hacía evidente en la ciudad. Se proyectaron plazas y plazoletas, se erigió la Fuente Luminosa, se edificó el Barrio Obrero y se trazaron nuevos viales, entre estos la Vía Blanca. Se propició, en la intersección con la Calzada de 10 de Octubre, el enlace de las calles Dolores y Lacret. Se construyó la avenida 26... Es entonces que el ingeniero José R. San Martín, el ministro de Obras Públicas que era primo del Presidente, decidió incluir el Zoológico como una extensión de esa doble vía que dividió en dos la finca La Rosa. A partir de enero de 1948 el Negociado de Arquitectura de Ciudades y Parques, de Obras Públicas, se hizo cargo del establecimiento, que poco después sería adscrito al Departamento de Urbanismo del mismo Ministerio. La entrada principal quedó frente a 26 y no sobre Aldecoa, como era hasta entonces.
Es en esa época cuando se construyeron las instalaciones generales del acueducto y el alcantarillado de la instalación, las calles interiores, el foso de los leones y el de los osos, algunas jaulas... Fue una era de esplendor. Pero se cometió una falla grave: se echó a un lado, no se les dio participación alguna en el proyecto, a profesionales que, con su experiencia, mucho pudieron haber ayudado a hacerlo mejor.

Al llegar la Revolución se designó como director al doctor Moreno Bonilla y se procedió a ampliarlo en la medida en que lo permitiesen las edificaciones circundantes. Ocuparía entonces un área de 1¾ caballerías (23 hectáreas), lo que incrementó su superficie en un 40 por ciento, y se planificó como un centro de nuevo tipo, con una concepción que eliminaba cercas y rejas donde fuera posible y se valía de árboles y plantas para separar las exhibiciones contiguas. Los caminos interiores, que eran rectos, se hicieron sinuosos a fin de romper la visión de continuidad y evitar que el visitante, al estar frente a una exhibición, desviara su atención hacia lo que venía después. Al propio tiempo se proyectaba la ampliación del ya existente Parque Zoológico de Santiago de Cuba y se estudiaba la posibilidad de construirlos en otras ciudades. Fue ese año de 1959 cuando nació el proyecto de construir en las afueras de La Habana el Zoológico Nacional, con toda la superficie que requiriera y donde los animales se exhibirían en condiciones similares a las que tienen en los lugares donde viven de manera habitual.

Fuentes: Textos de Emilio Roig y Abelardo Moreno Bonilla y documentación de Carlos A. Álvarez Bianchi

Nota: Tengo entendido que el Zoologico de 26 que conocí de niño ya no tiene la magia y el encanto de antes, los animales escacean y como todo el pueblo de Cuba sufren la miseria y el deterioro de esa sociedad que el régimen le obliga a vivir.

ESTAMPAS DE CUBA


Quiero compartir con Uds un trabajo de busqueda de Maria Argelia Vizcaino que considero bastante completo a cerca de los lugares en La Habana en que se bailaba y se pasaba momentos de alegria.

ESTAMPAS DE CUBA POR MARIA ARGELIA VIZCAINO
La ciudad más bailadora del mundo
Es indiscutible que nuestro país es el principal productor de ritmos bailables y eso trajo consigo que sea también la nación más bailadora del mundo, reconocido por personalidades extranjeras como el escritor colombiano y Premio Nobel Gabriel García Marquez. Pero dentro de toda Cuba existe una ciudad que es con seguridad donde más se movía el esqueleto, ya que contaba hasta 1959 con la mayoría de centros donde se ofrecían bailes y diversión diariamente, se trata por supuesto de la ciudad de La Habana.

Para adentrarnos en el tema debemos puntualizar qué era el perímetro habanero utilizando las palabras de Fausto Miranda no sólo por ser «Viejo de verdad», sino por conocer de primera mano lo que tan bien escribe por tantos años en el conocido diario El Nuevo Herald de Miami: «La Habana no era solamente la ciudad propiamente dicha en sus dimensiones de gran ciudad... No era solo La Habana en su parte vieja, el Cerro, Jesús del Monte, Vedado, la Víbora y otros barrios... Dijérase que La Habana era toda una constelación de cinco estrellas, por sus cinco poblaciones vecinas... La Habana propiamente dicha, su próxima Marianao; su no muy lejano Rancho Boyeros; su villa ultramarina Regla y la inmensa Guanabacoa (...) Estas cinco ciudades se nombraban La Habana.»

Estoy convencida que mi recopilación adjunta no está completa, pero si el querido lector desea agregar o aclarar alguna dirección, con mucho gusto puede escribirme al e-mail mariaargelia@hotmail.com, para enriquecer este listado que considero de gran importancia para la historia cultural de nuestro país. En el mismo han cooperado notablemente los compatriotas Joe Noda, Jorge Torralba y mi tío Octavio Ramos, a los cuales les envío por este medio el agradecimiento no sólo mío, también del pueblo cubano; y por supuesto no podía faltar lo que he extraído de los libros Vida y Milagro de la Farándula en Cuba del admirado Rosendo Rosell, y mis entrevistas privadas que por ser muchas las personas que me han contado sus recuerdos, no puedo mencionar a todas, pero que igualmente les envío unas gracias sinceras.

En La Habana, ya sea en el Centro, en la Vieja o sus alrededores tuvimos entre los lugares que servían de entretenimiento, muy especialmente donde se acudía a bailar: Primero, grandes asociaciones mutualistas españolas que tenían espaciosos salones y ofrecían bailes para socios e invitados como:
1.- Centro Asturiano, que contaba con 70,000 miembros y quedaba frente al Parque Central.
2.- Centro Gallego construido entre 1907 a 1914 en Prado y San Rafael, con 90,000 miembros.
3.-Artística Gallega (en los altos del Cuartel de Bomberos de Obispo?).
4.-Casino Español de Prado #302 construido en 1914 (donde en la época castrista pusieron el Palacio de los Matrimonios).

Entre otros clubes, bares, cabarets, y salones de centros privados o semi-privados de importancia que se solía ir a bailar estaban:
5.- Los Yesitas en Xifre proximo a Carlos III.
6.-La Unión Fraternal en la Calle Revillagigedo.
7.- Otra Unión Fraternal en los altos del Teatro Nacional en el Paseo del Prado;
8.- Sociedad Unión Club en Neptuno y Zulueta.
9.- Palermo Club en Amistad esquina a San Miguel siempre con orquesta para bailar.
10.- Cabaret La Campana en la Calzada de Infanta y San Martín, con cena y baile de 9 p.m. a 4 a.m.
11.- La Taberna San Román en San Pedro y Oficio por la Avenida del Puerto, cerca de la Embajada de España.
12.- Cabaret Tokio en San Lázaro y Blanco, fue su dueño Oscar Villaverde.
13.- Tony’s Club, en el corazón de La Habana, detrás del Capitolio.
14.- Las Vegas, en Infanta, casi esquina a Humbolt.
15.-Salón Atenas, en Prado y Neptuno, es de donde sale el famoso numero de “La Engañadora” de Enrique Jorrín, según me informa el amigo Joe Noda, este Club o Salón era una Sociedad de Color, de cierto prestigio, pues no todo el mundo podía entrar, tenía que tener cierta posición y por supuesto, ser de la raza negra.
16.- National Nigth Club, San Rafael y Prado, con dos shows diarios y dos orquestas.
17.- Cabaret Los Troncos, Galiano #115 entre Animas y Trocadero, fue
su dueño Tomás E. Fundora.
18.- Hotel San Luis, en Belascoaín #73 y Lagunas.
19.- Bar-Club Prado 260, en Prado #260.
20.- Marquesina del Hotel Saratoga, Paseo del Prado #603 y Dragones.
21.- Río Cristal Club en el Km. 8 y medio de la Carretera de Rancho Boyeros.
22.-Reloj Club en la Avenida Rancho Boyeros Km. 6 y medio (con un discreto motel al lado).
23.-Cabaret Sans Soucí en Arroyo Arena Km.15, con dos orquestas cada noche y dos producciones internacionales.
24.- Mambo’s Club en la Carretera de Rancho Boyeros Km. 3.
25.- Jardines La Polar en Puentes Grandes.
26.- Alí Bar en la Avenida de Dolores y Lucero, de Alipio García.
27.- El Bambú Club en la Avenida Rancho Boyeros Km. 5½, restaurante
campestre con dos shows por noche (donde bailó Tongolele).
28.- Night Club Mulgoba en el reparto del mismo nombre en la Avenida Rancho Boyeros; 29.- El Cabaret Topeka en la Ave. de Rancho Boyeros.
30.- Night and Day en la Avenida de Rancho Boyeros que según me informó mi tío Octavio Ramos ahí se hizo famoso Wilfredo Mendiz.
31.- Sierra Nigth Club, estaba en Concha entre Cristina y Vía Blanca, su dueño se llamaba Carlos Sierra, anunciando dos shows diarios y dos orquestas.
32.- Sociedad Curro-Enríquez en Santo Suárez.
33.- Alloy Nigth Club, en Fábrica #7, Luyanó.
34.- Hotel Sevilla inaugurado en 1908, en Prado #255 y Trocadero, fue su dueño Amletto Battisti, convertido en 1924 en Sevilla-Bilmore.
35.- Morocco Club, Paseo del Prado #402, a su dueño le decían Galloso, era de Guanabacoa.
36.- Intermezzo Bar, Refugio #111.
37.- Johnny’s Bar-Club, Virtudes #58.
38.- Pan American Bar-Club, Ayestarán #235.
39.- Robert Club o Club de los Ingleses en la Carretera de Vento, Rancho Boyeros, se bailaba a veces los domingos pero no era tan agradable por la seriedad inglesa.
40.- El Zombie Club, por Zulueta.
41.- Club Seyca de los empleados de la tienda El Encanto en Paseo del Prado.

La vida en Cuba era muy divertida, a pesar de la pobreza de algunos. Había lugares exclusivos para determinada raza o socios, pero la gran mayoría de los jóvenes sin ser ricos, podían disfrutar y compartir en familia en muchos de los salones antes mencionados que cobraban una módica entrada. Había para escoger, para todos los gustos y clases de personas. O sea, en Cuba, y muy especialmente en la capital, bailaban tanto el rico como el pobre, el negro o el blanco, el decente y el vulgar, cada cual en su nivel, y había niveles para todos.

«La Habana, además de su hermosa silueta arquitectónica, hoy desvencijada y venida a
menos, tuvo épocas en las que sonaba a todas horas». ANTONIO GOMEZ SOTOLONGO (www.ahora.com.do/Edición218)

Estos son los principales lugares donde se solía bailar en La Habana -ya sea la vieja, o en el centro y sus alrededores, a continuación el listado recopilado de los locales de Marianao, Miramar y Vedado.

MIRAMAR:
1.- Balneario Casino Deportivo en 1ra. #608, pertenecía a una de las sociedades
españolas, tenía playa, actividades de todo tipo como cualquier club social, y contaba con un elegante salón de baile donde se daban fiestas los sábados y domingos.
2.- El Club ESSO en 1ra.
3.-El Club de Profesionales en 1ra. #3802.
4.-El Balneario Universitario, en 1ra. #4202.
5.-El Hotel y Club Comodoro en 1ra. #8402, esq. 84.
6.-El Miramar Yacht Club, en la Avenida 1ra. #9012, fundado en 1926 por ex socios del Havana Yacht Club, su edificación data de 1924 remodelado totalmente en la década de 1950 (después de las decomisaciones pasó a ser el Círculo Social Obrero Patricio Lumumba).
7.- El Club Cubanaleco de los empleados de la Cuban Electric Company en avenida 1ra. #9602.
8.- El Balneario Hijas de Galicia, Ave. 1ra. #9616;
9.- Hotel Copacabana en 1ra. #4404 y 46;
10.- Boulevard Room, en 1ra. y 54.
11.-Saigón Club, restaurante y bar, 5ta. Ave. y 42.
12.- Johnny's Dream Club, en La Puntilla, al lado del teatro Blanquita.

MARIANAO:
En la Playa de La Concha donde estaba el Coney Island, frente al Canódromo
quedaban:
1.- Habana Yatch Club, uno de los clubes más exclusivos de la playa de Marianao.
2.- El Círculo Militar y Naval, Ciudad Militar, en 5ta. Avenida (tengo entendido que lo rebautizaron como el Abreu Fontán).
3.- El Casino Español de clase media baja que se pagaba una mensualidad y podían ir todos los miembros de la familia y hasta alguna amistad.
4.- El Club Náutico de una clase media más alta, pagaban como 20 pesos al mes.
5.- El Club Comercial que estaba en los altos de La Concha.
6.- El Ferreteros en 5ta. Avenida y la 87.
7.- Jardines de la Tropical en el Río Almendares.
8.- Casino de La Lisa en la Avenida 51 #15821.
9.- El Casino Rivolí en la Avenida 27 #2604.
10.- Tropicana, el líder de Marianao a 6 millas del centro de La Habana en la calle 72 #4504, esquina Línea del Ferrocarril, con dos salones, el Edén Concet “Un Paraíso Bajo las Estrellas” y el espectacular salón “Arcos de Cristal”, diseñado por el Arq. Max Borges para resguardo de la lluvia y el frío (“Joya de América”, considerado el Night Club más bello del mundo).
11.-Niche Club.
12.- La Taberna de Pedro.
13.- El Cabaret Rhumba Palace fundado en 1929.
14.- Cabaret Panchín en 5ta. Avenida #11616.
15.- Cabaret Pennsylvania con dos shows cada noche, en 5ta. Avenida #11801.
16.- Cabaret Mi Bohío 5ta Ave. # 11815.
17.- El Biltmore, en Jaimanitas.
18.- El Selva Club, nos dice Joe que cree que estaba en Pogolotti,donde único se podía bailar con Arsenio o Felix Chapottin, la viva expresión de la música criolla.
sin menospreciar al Conjunto Casino, su favorito.
19.- El Choricera Club, un centro rústico con mesas de madera sin pintar, que el amigo Torralba lo recuerda de piso de tierra, fue su dueño el famoso músico de la raza negra El Chori, que ofrecía unos espectáculos con tambores batá que atraía a los turistas extranjeros, como el actor norteamericano Marlon Brandon.
20.- El Barrilito Club.
21.- El Flotante Club, en 5ta Ave. #1160.
22.- El Quibú estaba situado detrás de la Universidad de Villanueva, cerca de la playa de Marianao, junto al arroyo del mismo nombre.
23.- En el Coney Island Park, (se llevó a efecto el sábado 16 de junio de 1956, un festival bailable organizado por el Colegio de Operadores de radio y Televisión de La Habana).

VEDADO:
1.- En la Comunidad Hebrea de Línea y C.
2.-Club Sherezada en el Edificio del Focsa calle 17 y M.
3.-El Rocco Club en 17 y O, de Roberto Pertierra.
4.-La Red de 19 y L.
5.-El Gato Tuerto de 19 y O.
6.-La Zorra y el Cuervo en 23 y O.
7.-Super Club La Rue, en la calle 19 #324 esq. H, que anunciaba «diversiones del crepúsculo a la aurora».
8.- En los principales hoteles como el Hotel Nacional construido en 1930 en O y 21, en su Cabaret Parisien y el Arboleda Room.
9.- Hotel Vedado en O #244 entre 23 y 25.
10.- Hotel Habana Riviera en Paseo y Malecón con su Cabaret Copa Room.
11.- Hotel Capri en 21 y N con dos shows cada noche.
12.- Hotel Flamingo en 25 #202 y O con su famoso Bar-Club Cortijo.
13.- Hotel Havana Deauville en Malecón y Galiano.
14.- Hotel Havana Hilton en 23 y L, en su salón Caribe y en su bar Seven Eleventh.
15.- Vedado Tennis Club en la 12 #106.
16.- Willie’s Club y restaurante de 21 y N.
17.- Johnnie’s 88, en O #208 entre 23 y 25, (me informa el amigo Joe que fue su dueño Johnny Larramendi).
18.- Montmartre Night Club en P y 23, Vedado de los hermanos Pertierra.
19.- Embassy en 23 y 26; Maxim’s Club en 3ra. y la 10.
20.- El Club de 21 en la calle 21 y N.
21.- Los Nopales Bar y Restaurante en 3ra. y F, abierto desde el mediodía hasta las 6 a.m., con atmósfera mexicana.
22.- El Nigth Club Sayonara.
23.- El Restaurante 1830 en Malecón.
24.- El Carmelo, lugar que se encontraba en el paradero de los tranvías del Vedado, en la calle Línea.(Joe Noda me cuenta que fue a bailar allí varias veces, en su época de loca juventud).
25.- El Club Deportivo Asturias, que estaba primero atrás de la Pepsicola, en Carlos III y después se mudaron para el Vedado.
26.- Edén Club en 23 y O.
27.- Eloy Club, en Línea, entre I y H, (me informa Torralba que era del triste célebre Comandante Eloy Gutiérrez Menoyo, que cuando estaba alzado en la sierra contra Batista lo atendían sus hermanas).
28.- Bar-Club Turf, en Calzada y F, aunque la publicidad aclaraba “ambiente refinado” no dejaba de ser de los más oscuros.
29.- Atelier, por 21 ó 19 entre 8 y 10, (me relata Torralba que acá se estilaba dejar colgada en las paredes algún objeto personal con el nombre y la fecha).
30.- Club El Jhonny en la Calle A y 3ra.

He tratado en estos listados sólo tener en cuenta los lugares que se bailaba. Si por alguna casualidad mi querido lector recuerda haber asistido a uno de estos que no vio baile, eso no quiere decir que nunca se bailó, pero de todas formas le agradecería que me lo comunicara a mi e-mail: mariaargelia@hotmail.com.

«...a finales de los 50, La Habana tenía abiertas más de 100 Salas de Fiestas y en ellas actuaban: Nat King Cole, Frank Sinatra, Sara Montiel, Lola Flores, Celia Cruz, Olga Guillot, El Benny...». http://www.rumor.es/cubasoul/perlas/the_movie.htm

La Habana desde la década de 1920 hasta 1959, tenía una gran cantidad de bailadores que demandaban lugares donde se pudiera bailar a su gusto, y gracias a la libertad que permitía la iniciativa privada, proliferaban como semilla en tierra fértil. Después de conocer este listado creo que no quepan dudas de que era la capital de Cuba la ciudad más bailadora del mundo. Ni París, ni Las Vegas, ni New York han ofrecido a sus nacionales tanta distracción. Esos sitios bailables en nuestro país no dependían del turismo foráneo, con el interno se mantenían y progresaban.

En GUANABACOA:
1.- En el Casino Español (que se derrumbó en la década de 1960) al lado
del Ayuntamiento en la calle Pepe Antonio, en los altos de La Viña.
2.- En La Alianza Deportiva,en los bajos de la esquina de Maceo y Nazareno (donde pusieron las oficinas de la Conaca),frente al restaurante El Supremo que después convirtieron en pizzería (no confundir con el restaurante La Alianza de Pepe Antonio y Martí).
3.- En el Liceo Artístico y Literario en la calle Máximo Gómez y Nazareno (que amenizaban la mayoría de las veces la Orq. Riverside y la Sonora Matancera).
4.- En el Salón El Progreso para los de raza negra en la calle Máximo Gómez frente a Los Escolapios.
5.- En los salones de Los Jardines de la Cotorra en la Avenida Rotaria o Independencia Oeste.
6.- En el Restaurant-Nigth Club de la Rotonda de Cojímar en la Vía Blanca y carretera de Cojímar.
7.- El Nigth Club El Mirador del Puerto en la Vía Blanca frente a la refinería de petróleo, próxima a la Calzada de Guanabacoa que contaba con su salón privado y muy cerca del motel.
8.- Las Catacumbas, en la Virgen del Camino.
9.- La Sociedad Club Moncada en la calle Vista Hermosa entre Martí y San José, para personas de la raza negra.
10.- La Sociedad Artística del Reparto Mañana, no recuerdo la calle.
11.- La Lechonera de Peña, en la Ave. Monumental y Carretera de Peñalver, donde después hicieron el reparto Los Mangos (restaurante y bar de ambiente campestre, se bailaba con victrola).

EN LAS PLAYAS.
Guanabo:
1.- En el salón de la Unión Fraternal.
2.- En la Rotonda de Guanabo.
3.- El Cuanda’s Club.
4.- Puerto Príncipe Club.
5.- En el Hotel Puerto Antonio con su restaurante con música de victrola.
6.-Club Martino.
7.- Bar- Restaurante Bello Monte.
En Santa María del Mar (playa semiprivada):
1.- El Club Bancario.
2.- El Club Militar.
3.- El Club Médico.
En la Playa El Mégano:
1.- En el Hotel Atlántico.
2.- En la playa de Tarará (Privado): Un sólo club para los que eran dueños de casas en ese reparto.
Playa Celimar (al lado de la playa Bacuranao):
1.-Bar Celimar.
Playa Brisas del Mar (después de Guanabo):
1.- Un restaurante y bar con su salón estilo tropical.
En Cojímar:
1.-En La Terraza Club en la calle Real #161.
2.- En el Club Náutico de Cojímar de la Calle Real #229.
3.-El Claro de Luna, (convertido posteriormente en La Costa).

REGLA:
En el Liceo con tres salones, con uno bajo techo, y dos al aire libre en los que
alternaban tres orquestas tan famosas como la de Beny, Roberto Faz y otra cualquiera que servíade relleno.

Y en los Salones de la Malta Hatuey en Apodaca y Cienfuegos, San Francisco de Paula.

Sin contar que cada pueblo de campo tenía sus sociedades y ofrecía sus guateques llevando a cantantes y orquestas famosas como en la Sociedad de Bacuranao; la de Arango; Barrera; Peñalver; Minas; Campo Florido con una sociedad para negros y otra blancos; Santa María del Rosario, etc. En los bailes de sus respectivas sociedades además de los socios podían entrar todo aquel que pagara la admisión, a no ser que fuera prohibida la entrada para negros o para blancos,según sea el caso.

También estaban las Academias de bailes:
1.- Habana Sport (Prado y Neptuno).
2.-El Sport Antillano en Galiano.
3.- Marte y Belona al lado de la tienda Sear , me confiesa Joe Noda que acá tocó La Sonora Matancera por muchísimos años antes de ser una orquesta bien famosa, “fue donde se ajustaron musicalmente, claro que eso no se dice, ni se menciona cada vez que se habla de la trayectoria musical de ellos.... pero eso es tan cierto como que le estoy escribiendo”.

Que no se ofendan los amigos lectores porque no menciono los sitios donde se bailaba en San Miguel del Padrón, El Cotorro, el Cerro, pero no encontré ningún tipo de información al respecto. Sólo de la Víbora supe que en La Terraza debutó en 1930 la Orquesta Ensueño, integrada totalmente por mujeres. Tampoco he podido ubicar algunos Clubes o Cabarets, que se hacen referencia en algunos escritos como: Club Casa Blanca; Cabalbar; Cabaret Allios; Casino Summer donde tocaba el saxofonista Amadito Valdés hasta finales de la década de 1920; Club Habana 1900; Club 66; Molino Rojo; y Cabaret Pasapoca.

Nuestra capital era famosa no sólo por todos estos lugares donde se bailaba casi a diario, también por otros tipos de entretenimientos como los cientos de salas de teatro y cine donde lo mismo se disfrutaba de una buena obra, un concierto musical o una película, los circos, los parques infantiles en cada barrio, y parques de atracciones como el Acuario, el Zoológico, etc., que la entrada se cobraba en moneda nacional. Tampoco incluyo en este listado los restaurantes que ofrecían entretenimiento en vivo, tan divertidos y concurridos como el Restaurante La Matancera en Aguila y San José o como El Restaurante El Colmao en Aramburo y San Rafael, por solo citar algunos.

¿Qué nos queda?

«El cabaret (...) se ha convertido en un espacio exclusivo para espectadores extranjeros, al ser vendido como un producto turístico que no contempla -por sus altos precios en divisas- la participación de los nacionales.». Víctor M. Domínguez, Lux Info Press (12/sep/01)

Casi son incontables los lugares donde ir a bailar creados en menos de 56 años de conquista de nuestra independencia y haber instaurado la república, y eso que hubo períodos difíciles de crisis políticas y económicas, como los que trajeron una segunda intervención norteamericana, o la primera y segunda Guerra Mundial, las dos dictaduras de derecha, golpes de estado, guerrilleros en la sierra, sabotajes urbanos, etc. Viendo este listado de lugares tan variados para todo tipo de gustos y categorías, creados por el pueblo y para el pueblo, es imposible imaginar que en Cuba estuviera la población sufriendo miserias y segregaciones, que por supuesto, las había en algunos sectores, pero no a la escala que pretenden hacer creer los gobernantes que más han destruido el país.

Ese ambiente festivo que estaba acostumbrado el cubano a llevar, muy a pesar de sus problemas personales, se fue limitando a partir de la huida de Batista. No era políticamente correcto para la creación del hombre nuevo que impuso el gobierno castrista, así casi inmediatamente comenzaron las confiscaciones de los lugares más grandes y lujosos, para terminar el 13 de marzo de 1968,con la llamada Ofensiva Revolucionaria, con todo lo que fuera propiedad privada.

La Habana perdió las miles de luces neón que la iluminaban como vemos que aún mantienen París, New York y Las Vegas, cada vez más brillantes. Los artistas que no pudieron irse, por las razones que sea, fueron de los más afectados en este sector. Algunos los marginaron totalmente porque no se plegaron jamás al régimen, otros sobrevivieron en el mismo ambiente usando la doble moral que ha caracterizado a la población bajo el totalitarismo, con la esperanza de conseguir un viaje al exterior para poder quedarse.

Todo el que quería ejercer su profesión artística tenía que trabajar para el organismo estatal ICR, en el lugar que los asignaran los dirigentes marxistas. Ya sea actuar en el medio de un batey de un ingenio, para poder alegrar la dura jornada a los jóvenes cañeros, u ofrecer un recital en algún campamento para becados, como la escuela de maestros Makarenkos. Los más identificados con el régimen obtenían algún viaje a un país socialista, que a veces resultaba más miserable que
el nuestro como China y Mongolia. Posteriormente, estos artistas “afortunados” eran enviados al medio de un país en guerra como Angola, Etiopía, Nicaragua, para con menos condiciones que las que ofrecían en el batey de nuestra zona campestre, los mercenarios castristas tuvieran un momento de esparcimiento, bajo las luces de sus camiones militares que servían de reflectores al espantoso escenario improvisado. Fueron tiempos muy duros para el verdadero artista, que muy a pesar de la escasez y presiones siguió creando, incluso, aunque le obligaran a interpretar canciones de la Nueva Trova, ajenas a su estilo pero del repertorio establecido.

Estas nuevas faenas artísticas se la intercalaban con alguna presentación en TV, las muy pocas grabaciones permitidas que radiaban, y trabajar en los cada vez menos clubes nocturnos y cabarets que iban quedando. En la década de 1970 para poder ir al Cabaret Tropicana tenías que ganarte el derecho por el centro de trabajo, aunque con unos pesos podías comprar ese derecho a muchos que se lo ganaban y que por su situación económica no podían ir.

Hasta llegar a los tiempos de la caída del bloque socialista, que el gobierno deja de recibir las remesas que lo mantenía, y tiene que recurrir a nuevas medidas como la despenalización del dólar y el incremento del turismo europeo, latinoamericano y canadiense, donde se le prohibe tajantemente a los nacionales la entrada a todos esos lugares de baile y distracción.

A esto agrega el valiente periodista independiente Víctor M. Domínguez, de Lux Info Press, bajo el título Noches cubanas del 12/sep/01, que «Esta situación, palpable por la imposibilidad de acceso a centros recreativos como los cabarets Caribe, Copa y Parisién, enclavados en los hoteles Habana Libre, Riviera y Nacional, respectivamente, se hace extensiva a Pino Mar y Habana Club, en las playas del este de La Habana, por sólo citar los de mayor arraigo entre los que gustan de este tipo de espectáculo en la capital».

Esto me lo confirma mi amiga Anita C. que estuvo de visita en La Habana en el verano del 2003:
«En los centros de la playa, Pino Mar, el Atlántico, la entrada es en dólares. El club Tarará lo alquilan para fiestas de quince, pero también es en dólares. Ahora para entrar a Tarará es igual que antes, pero tienes que pagar la entrada en dólares, lo mismo para ir a la playa,a comer en el restaurante, y te hacen dejar en la entrada el pasaporte, por lo que no entramos».

Para colmo del aparthei impuesto a la población, como dice Domínguez «El club nocturno, con su atmósfera íntima nacida de la semipenumbra y la música con textos e intérpretes que facilitan el acercamiento emocional, sufre la inundación de un torrente de luces en colores y ritmos enlatados con productos que invitan a la evasión, en una bullanguera discoteca que subvierte, limita y enajena, un espacio común a los cubanos (...) Estas limitaciones, incrementadas a partir de la supuesta modernización del show artístico con el empleo de la música grabada y las payaserías de un Disk Jockey trasnochado, han dejado además sin puestos de trabajo a decenas de bailarinas, tramoyistas, vestuaristas, coreógrafos, regisseur, jefes de escena y técnicos de sonido, entre otros desplazados por la dolarización del gusto y las secuelas de la banalización del arte, si de ganar dinero cubano se trata».

Lo único que le queda a la población cubana que no recibe su salario en dólares, es participar en bailes en plazas públicas donde venden en moneda nacional ron de mala calidad y cerveza a granel, pero ahí también se reúne el peor ambiente por lo que puede «verse envuelto en reyertas masivas conque habitualmente culmina este tipo de actividad “recreativo-cultural”».

Lo más penoso para el gobierno es que ni siquiera en tiempos de bonanza soviética, ni ahora explotando el turismo extranjero que les llevan las necesitadas divisas han podido llegar a reponer la mitad de los lugares que ofrecían baile en toda La Habana cuando ellos llegaron al poder. Y de eso seguro que tiene la culpa el «bloqueo»... desde luego, el que ellos le imponen a los naturales

domingo, 2 de enero de 2011

PROYECTO PARA LA HABANA COMO PARTE DEL URBANISMO EN CUBA

Entre La Habana moderna y el umbral del futuro Entrevista a Nicolás Quintana
Miguel Iturria Savón

LA HABANA, julio (www.cubanet.org) - Hijo de un gran arquitecto cubano de la primera mitad del siglo XX, Nicolás Quintana y Gómez creció en un ambiente renacentista que propició sus búsquedas creativas en un entorno urbano marcado por el conflicto entre continuidad y renovación. Al marchar al exilio, en 1960, dejó en proceso la construcción del Banco Nacional, convertido después en el "híbrido" e "hiriente" hospital "Hermanos Amejeiras". Aunque permanecen en pie sus excelentes edificaciones del Laguito, Biltmore y Varadero, el legado arquitectónico de este maestro de la cultura insular yace en el olvido y la indiferencia.
M. Iturria: En La Habana y en otras poblaciones del país se confunden sus obras con las de su padre y las de Antonio Quintana Simonetti. Se asocia el nombre de Nicolás, por ejemplo, con el Retiro Odontológico, situado en la calle L, y con el edificio ubicado en F y Malecón. Háblenos de las edificaciones de su padre. ¿Existe vínculo filial entre usted y el otro arquitecto del mismo apellido que siguió en Cuba?
Nicolás Quintana: No existe vínculo familiar alguno. El Retiro Odontológico y el edificio de F y Malecón son de Antonio Quintana. Fuimos amigos hasta que, luego de 1959, se convirtió en lo que nunca fue anteriormente… un "revolucionario".
Mi padre fue un excelente arquitecto ecléctico, fundador con Miguel Ángel Moenck de la firma "Moenck y Quintana". La obra ecléctica de la firma fue reconocida y premiada ampliamente. Sus obras principales fueron: En la Universidad de La Habana: la Escuela de Ingeniería y Arquitectura y la Escuela de Medicina; el edificio propio de Moenck y Quintana en O'Reilly entre Compostela y Aguacate; la Terminal de Ómnibus de La Habana; y una serie de residencias en El Vedado, etc. Murió muy joven -a los 51 años de edad- en 1950. Una obra de excelencia.
Debido a diferencias de enfoque, entre el eclecticismo y el modernismo, yo nunca pude trabajar con mi padre pues ambos estábamos convencidos de poseer la verdad. Ya desde antes de graduarme tuve una firma con el arquitecto Frank Martínez hasta que en artículo de muerte mi padre me pidió que no dejara desaparecer "Moenck y Quintana".
Yo me gradué en Febrero de 1951 y entré a la firma lleno de bríos y reclamando cambios. Con la aprobación de Miguel Ángel orienté la firma hacia una profunda exploración del modernismo -con carácter regional- hasta mi salida de Cuba el 8 de Enero de 1960., fecha para la cual se estaba realizando el proyecto del Banco Nacional de Cuba.
Considero a mi padre y a Miguel Ángel Moenck influencias iniciales en mi largo viaje arquitectónico que es la esencia de mi vida.
M. I: Usted es miembro de la generación del cincuenta que promovió la modernidad sin abandonar los rasgos esenciales de cubanía. ¿Cómo valora esa revolución arquitectónica aplastada por la revolución social iniciada en 1959?
N. Q:Creo que gracias al historiador cubano Eduardo Luis Rodríguez la obra que se realizó en Cuba en la década de los 40 y que culmina en los 50 -elevando el nivel de la arquitectura cubana a calidades internacionales- fue distinguida inicialmente. Yo estoy muy orgulloso de que fue un cubano el que llamó la atención a los valores alcanzados. Ya para el día de hoy se le reconoce a dicha obra un alto rango de excelencia y se le da valor internacional.
En aquella época lo más fácil hubiera sido seguir los pasos de Corbusier, el gran genio de los tiempos, y mimetizarlo pero -cubanos al fin- tomamos el camino difícil y decidimos que, basándonos en la excelencia de nuestra tradición colonial y ecléctica, explorar sus contenidos y encontrar una respuesta partiendo de ellas sin caer en nostalgias decadentes. Así comenzó la búsqueda de un "modernismo regional", como lo llamó Eduardo Luis, de una arquitectura que surgiera de lo esencial nuestro y se identificara con el cubano, pero que a la misma vez alcanzara una excelencia capaz de situarla como parte de la arquitectura moderna mundial… el objetivo se logró. El Río de la Cultura Cubana fluyó poderoso en aquel momento creativo.
Lo que ocurrió después del 59 con esos logros es un canto a la estupidez más supina. Sobre el Banco Nacional de Cuba ya describí en la Revista Encuentro No.18 lo sucedido con ese proyecto, el primero de gran altura en mi vida profesional, y para cerrar esta pregunta cito de ese escrito lo siguiente: "Hoy pienso que el edificio es hiriente, por los materiales que escogieron, por el piso que le agregaron a las plantas bajas, por la eliminación de la Plaza, por su desconexión con el monumento a Maceo por la construcción de una horrible rampa de acceso. El concepto del absurdo tiene una fiel representación física en el burdo híbrido que es el "hospital" Hermanos Amejeiras".
M. I: Su legado cubano anterior a 1960 es significativo, pero numéricamente menor a la obra arquitectónica realizada después en Puerto Rico, Venezuela y los Estados Unidos durante décadas de exilio. ¿Pudiera analizar ambas etapas? Cuéntenos cómo fue el salto al vacío y las constantes de sus creaciones entre uno y otro periodo.
N. Q: Siempre he aclarado que yo "…salí de Cuba, pero nunca me fui". Mi vida, efectivamente, se desarrolla en dos macro-etapas: Cuba y fuera de ella. Ambas etapas muy queridas pero la de Cuba fue un "alumbramiento", la otra fue darle continuidad a lo descubierto: "… hacer camino al andar" como dijo el poeta. La primera etapa la llevo en el alma, la segunda me acompaña en el camino. Ambas son parte inseparable de lo que soy: un buscador apasionado de nuevas visiones, siempre dispuesto a trabajar en sendas rumbo a la excelencia.
El salto mío no fue en realidad al vacío pues el trabajo que realicé en Puerto Rico, el Caribe, las Bahamas, Venezuela y Brasil y otros lugares me permitió aplicar -con variaciones- lo "descubierto" en Cuba. Lo básico era investigar "lo que las cosas querían ser", llegar a identificar los valores esenciales de cada sitio para luego crear los ambientes adecuados para albergar las actividades humanas que en ellos se ejercían.
A partir de 1960 estuve 15 años en P.R, desde donde trabajé para todo el Caribe y las Bahamas.; 11 años en Venezuela, desde donde trabajé para Brasil y el Caribe. En 1986 entré en Miami desde donde trabajé proyectos de gran magnitud en NYC, la Plaza monumento a José Martí en Los Ángeles y proyectos en la Florida, hasta 1996 fecha en que entré a formar parte de la Facultad de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Internacional de La Florida.
Un total de 211 proyectos y obras avalan mi quehacer arquitectónico y urbanístico.
M.I. : -¿Por qué La Habana? ¿Qué la hace tan importante para usted? ¿Cuáles son las particularidades que según su criterio la convierten en una de las ciudades más valiosas del mundo?
N.Q. : Primero que nada, La Habana es mi ciudad, allí quedó mi alma como ya dije. Es una ciudad que se está destruyendo inexorablemente, poco a poco convertida en una ruina habitada por vidas en ruina también. Son esas "vidas en ruina" las que más me preocupan, no hay nada peor que la desesperanza en el ser humano. Lo otro, la ruina física, es cuestión de dinero, tiempo y trabajo. Nerón quemó a Roma y Roma sigue allí; de Nerón solo queda el mal recuerdo. Las ciudades sobreviven a los que las tratan de destruir… ese es un hecho histórico. Segundo, La Habana es un paradigma urbano nacional e internacional, un modelo de excelencia urbana; un ejemplo que no se debe perder.
El crítico de arquitectura norteamericano Paul Goldberger, luego de su visita a La Habana en 1998, me dijo que La Habana todavía queda como una -posiblemente la única- gran ciudad en el mundo que se puede salvar de la modernización incontrolada que ha destruido otras y puede resurgir como un modelo de ciudad moderna de alta calidad humana. La Habana tiene un diseño urbano de excepcional claridad e increíble continuidad basado en su trazado reticular. Sobre este tipo de trazado el historiador Spiro Kostof opinó lo siguiente: "La Retícula: El diseño ortogonal es una forma de crear orden urbano, no sólo una fórmula de diseño urbano. Si bien la retícula urbana es ubicua en la historia de las ciudades, no es ni estándar ni predecible. El mérito de la retícula es, de hecho, su flexibilidad interminable".
El poeta José Lezama Lima tenía una visión poética de la ciudad y de la vida en ella durante los años 50 a la cual llamaba "una fiesta innombrable".
Decía Lezama que La Habana es fiel "(...) al estilo que perfila una raza (...) tiene un destino y un ritmo (...) ese ritmo nace de proporciones y medidas. La Habana conserva todavía la medida del hombre".
El poeta Gastón Baquero decía que Lezama sentía La Habana como una sinfonía. Confirmando esta opinión Lezama escribió lo siguiente: "... Las grandes ciudades que parecen levantarse sobre una visión memorable, sobre las infinitas variantes sinfónicas, allí esta la plenitud humanística". El Malecón es la "visión memorable" de La Habana y sus barrios las "infinitas variantes sinfónicas".
Todos estos elementos son esenciales y perennes y le dan a La Habana la calidad de gran ciudad. Las ruinas que hoy conforman la ciudad llevan en su corazón los valores más altos de calidad urbana. Ellos deben ser respetados y utilizados, en versión moderna, en el desarrollo de La Habana del futuro.
M.I. : ¿Qué podría destacar del desarrollo de la ciudad y su historia?
N.Q. : Creo que es muy importante conocer por quienes y en que tiempo se construyó la ciudad. La Habana inició su vida en 1519. La Colonia ocupó los primeros 379 años (1519 - 1898) y en ese tiempo desarrolló 560 Has. con una población de 242,000 personas; la República se desarrolló en 56 años, 7 meses y 11 días (20 de Mayo de 1902 al 31 de Diciembre de 1958) con una población de 1,400,000 personas en 5,000 Has. Si analizamos estos datos veremos que la Colonia desarrolló el 11.2% de la ciudad total y la República el 88.8% de ella alojando en ese corto tiempo (más corto que el tiempo promedio de vida de un ser humano), un aumento de 1,158,000 personas (478.5%).
La irracional explotación del país por el régimen colonial y la larga guerra de independencia dejaron a Cuba en ruinas y en condiciones caóticas, tanto en lo social como en lo económico. En la educación -el 72% de la población (posiblemente más) era analfabeta y las escuelas brillaban por su ausencia, mucho menos un sistema escolar actualizado; en la salubridad -no se cumplía siquiera con las condiciones mínimas; en los servicios públicos -existía una necesidad imperiosa de pavimentar las calles (el Prado era un camino de tierra), el alcantarillado era mínimo, peor el sistema de desagüe, y el servicio de iluminación era muy defectuoso por primitivo. El acueducto del Ing. Albear, construido entre 1856 y 1893, era el único servicio público adecuado que la ciudad ofrecía. El Malecón, diseñado por Albear, nunca fue desarrollado, lo comenzaría la intervención norteamericana.
A esta situación hay que agregarle el recuerdo amargo de la brutal "reconcentración" del gobernador Valeriano Weyler la cual, solamente en la provincia de La Habana, provocó 50,000 muertes, y en el país más de 200,000. Además debemos pensar como se sentirían los criollos al ver que cuando terminó la guerra Hispano-Americana con la firma del Tratado de París, el 10 de diciembre de1898, no habían podido siquiera participar en las negociaciones de paz con una representación del Consejo de la República en Armas o de su Asamblea. No fueron reconocidos, luego de 30 años de tanta lucha y tanta muerte.
Las intervenciones norteamericanas de Leonard Wood (1898-1902) y de Charles Magoon (1906-1909) se dedicaron básicamente al saneamiento general de la ciudad; a la construcción de mejoras al sistema de alcantarillado; a mejorar el sistema educativo, bajo la dirección de Enrique José Varona, y a la construcción de escuelas y hospitales; además de emprender labores de embellecimiento urbano, tales como la pavimentación en asfalto del Paseo del Prado (1901), el Parque de los Estudiantes y la Glorieta de la Punta (1902) de Charles B. Brun, un arquitecto norteamericano de origen francés.
Construyeron la Escuela de Artes y Oficios y arreglaron la Academia de Ciencias Médicas. Reorganizaron la Oficina de Constructores Civiles (1907) y comenzaron el desarrollo del Malecón de La Habana llevándolo hasta la calle Lealtad... un paso trascendental para alcanzar la imagen de gran ciudad que La Habana hoy tiene. La Escuela de Arquitectura de la Universidad de La Habana abrió sus puertas en el año 1900 y su primera promoción se graduó en 1906. El currículo de estudios se basó en el sistema de enseñanza de la École des Beaux-Arts de París, de corte clasicista.
En 1959 el analfabetismo era del 20%; el sistema educativo había sido totalmente organizado y escuelas de todo tipo construidas; el sistema sanitario y sus obras relacionadas funcionando; lo mismo en lo alimenticio, en lo industrial, en lo comercial. Se habían alcanzado niveles de vida excelentes y se abría un horizonte de amplias posibilidades para todos los habitantes. Es imposible en esta breve entrevista delinear en detalle los logros que para la década de los 50 se habían alcanzado en el desarrollo e historia de la ciudad de La Habana, mucho menos hacer lo mismo para el resto de las ciudades del país que alcanzaban niveles similares. Todo esto se logró además de la creación de un entorno urbano de excelencia en el cual daba gusto vivir. Yo lo sé porque yo estaba allí.
En el camino de tanta frenética creación, sin embargo no maduramos políticamente y no supimos ver lo que venía… una fiera disfrazada de gato casero. Y lo perdimos todo. Me vienen al recuerdo dos pensamientos: uno, de Aristóteles que dice: "Si no te ocupas de la política, la política se ocupará de ti"; otro, del filósofo pre-socrático Heráclito de Efeso que dice: "Si no esperas lo inesperado, no lo reconacerás cuando llegue".
Por lo tanto: ¿Dónde estamos? ¿Qué se ha logrado desde 1959 a la fecha? Creo que la mejor manera de titular el castrismo y la distorsión castrista de la realidad la dio Theodor Draper cuando dijo que su mayor logro era: "el hiperdesarrollo del subdesarrollo". Sólo hay que recorrer la ciudad y mirar alrededor para aceptar esta realidad… destrucción, ruinas y ausencia de horizonte. Todo lo demás es un cuento mal contado.
M. I: Quiero insistir en su valoración sobre los edificios " mudos", los que '" hablan" y los que "cantan" en La Habana.
N. Q: En la década de los 50 cayó en mis manos el libro "El Alma y la Danza" (Imagen 6) en el cual Paul Valéry tiene un ensayo titulado: "Eupalinos o el Arquitecto" donde Sócrates conversa con el arquitecto Fedro sobre los recorridos peripatéticos de las ciudades en las cuales se aprecian edificios "mudos" -los más-; algunos que "hablan"; y otros -los menos- los cuales "cantan". Esa mezcla de calidades hizo a Venecia e hizo a La Habana, además de la increíble continuidad de sus fachadas y sus arcadas peatonales.
"Cantan" los Castillos coloniales, la Bahía y la Habana Vieja, la Acera del Louvre, el Centro Gallego y el Asturiano, el edificio Bacardí y el Hotel Plaza, el Capitolio y el Palacio Presidencial. "Cantan" Reina y Carlos III, partes de El Vedado, La Rampa, etc. Entre ellos los hay "Mudos" y "Habladores", todos unidos en un solo haz por el control de alturas por piso que La Habana siempre tuvo y que heredamos del quehacer urbano español.
Recuerden que el poeta Lezama sentía La Habana como una "sinfonía"… la cual era sin lugar a dudas.
M. I: La Habana parece un fantasma de su antigua excelencia arquitectónica y urbanística. Sabemos de su proyecto para el rescate de la ciudad, el cual tendrá gran repercución en otras poblaciones de la Isla .Háblenos de su visión de la ciudad cubana del futuro. ¿Cómo tomó forma la idea que se ha convertido en casi una obsesión y ha generado tanta simpatía y seguidores?
N. Q.: A fines del 2004 comenzó bajo mi dirección, compartida con el Decano de la Escuela -también cubano- Juan Antonio Bueno, el proyecto más abarcador y querido de toda mi vida: "La Habana y sus Paisajes", totalmente financiado por generosas donaciones de capital privado, cuyo objetivo es crear una visión para La Habana del futuro creando unas recomendaciones que protejan sus valores tradicionales esenciales y que a la misma vez le abran el camino a la modernidad en una democracia de libre empresa, estado de derecho y respeto a los derechos humanos.
El Decano Juan A. Bueno, en la iniciación del proyecto -el 18 de agosto de 2004- dijo estas palabras: "Los planificadores deben tener muy en cuenta las implicaciones económicas, sociológicas y culturales de la distribución de la población a través de toda la ciudad. Esto lleva al proyecto más allá de sólo los edificios e incluye elementos tales como los parques, los espacios abiertos y el desarrollo sostenible de todos estos componentes. El entorno en el cual la ciudad se afirma es tan importante como la ciudad misma. Es por esto que incorporamos al proyecto todos estos elementos. Trabajando en equipo nos aseguramos de que ésta sea una tarea omnicomprensiva que lo incluya todo, desde las edificaciones y la planificación de la ciudad, hasta la armonía de ésta con la geografía y la ecología de esa parte de Cuba".
El entorno edificado en La Habana y su región se investigarán y procesarán para evaluar la condición del patrimonio urbano y sus valores tradicionales. Esta fase de investigación física emplea planos históricos, imágenes de satélites, fotografías y planos aéreos como información básica. En Cuba se están tomando fotografías de las condiciones actuales de los lugares. El proyecto está usando planos topográficos y geodésicos de importantes áreas de La Habana, a una escala de 1:2000. Como complemento de esta información, una gran cantidad de planos y otros materiales técnicos escritos se guardan en los archivos del proyecto.
La investigación creará una base bien documentada, desde la cual se enfocarán los estudios que se hagan, a fin de tomar decisiones bien informadas en cuanto a demolición, reciclaje, reconstrucción, construcciones nuevas y el uso apropiado de terrenos, en el contexto existente y su periferia, dentro de los límites físicos de la ciudad.
Sobre la base de lo anterior, se está estableciendo una visión urbana claramente definida para estructurar La Habana moderna. Esta visión constituirá la armadura principal dentro de la cual se desarrollarán las principales partes de la ciudad, reconociéndose sus valores tradicionales, cada cual con su propio carácter y personalidad. La modernidad de su enfoque impulsará a La Habana hacia el futuro.
Un conjunto de Pautas y Sugerencias Arquitectónicas sobre el entorno urbano se escribirá para proteger y orientar la nueva visión. Esto servirá para desarrollar más tarde -en Cuba, cuando sea libre y democrática- los Códigos y Ordenanzas legales para implementarlas. Esos Códigos y Ordenanzas ofrecerán el entramado dentro del cual los arquitectos, inversionistas y urbanizadores, etc., puedan trabajar.
Los resultados del trabajo ejecutado para La Habana y su Región serán útiles, como modelo prototípico, para planear, guiar y luego codificar legalmente a otras ciudades cubanas. Las recomendaciones del proyecto podrían incluir alternativas de políticas urbanas, planes y programas que ayuden a orientar la reurbanización de las ciudades de Cuba en general.
M. I: ¿Y el transporte? ¿Cómo solucionar la transportación eficaz entre la ciudad y las urbanizaciones satélites? ¿Es aún el Metro una alternativa viable? ¿Volverían a verse los tranvías en La Habana?
N. Q: Estamos proponiendo que el problema del transporte debe ser de primera prioridad al comenzar la reconstrucción de la ciudad… el primer paso. Creo que es la manera de comunicarle al cubano --actualmente viviendo en condiciones infrahumanas y soportando increíbles esperas para trasladarse en transportes de la peor categoría-que las cosas van a cambiar y sus problemas van a ser atendidos.
Durante la República el transporte público estaba en manos de empresas privadas y era de óptima eficiencia, al extremo que a pesar de tener la población autos privados (1 por cada 30 habitantes) se prefería utilizar el transporte en el diario trajinar del trabajo.
Había 303 empresas de ómnibus con 4,459 unidades En 1958 la compañía Ómnibus Aliados tenía -solamente en La Habana- 1,400 ómnibus para servir a 1,400,000 habitantes (1 por cada 1000), además de los tranvías y los carros de alquiler en sus piqueras. Era muy fácil y económico trasladarse en aquellos tiempos.
Si el Metro es una alternativa viable o no dependerá de estudios técnicos especializados que se harán una vez Cuba entre en su proceso de reconstrucción. El subsuelo cavernoso pudiera presentar problemas al respecto. Veremos.
Los tranvías, en clave moderna, se volverán a ver en La Habana. Cada vez más ciudades retornan a ese sistema, combinándolo con ómnibus y taxis.
La Habana tiene una serie de poblaciones satélites desarrolladas a lo largo de los siguientes 5 ejes:
1. Cotorro, Cuatro Caminos, Diezmero, San Francisco y Santa María del Rosario.
2. Rancho Boyeros, Santiago de las Vegas, Bejucal y Quivicán.
3. Punta Brava, Bauta, Caimito del Guayabal y Guanajay.
4. Santa Fe, Baracoa, y Mariel.
5. Cojímar, Santa María del Mar, Marbella y Santa Cruz del Norte.
Se incentivará el crecimiento de ellas y se comunicarán entre sí y con la ciudad por medio de trenes urbanos y vías rápidas de acceso.
M. I: Al problema del transporte se agrega la situación de la vivienda. En La Habana, el proyecto de restauración turística aumenta el desalojo y las condiciones inhumanas de quienes residen en el Casco Histórico, Centro Habana, Cerro y los suburbios de la periferia. ¿Se arriesga usted a hacer propuestas al respecto? ¿Podrán los urbanistas resolver un problema que rebasa el ámbito de la arquitectura?
N. Q: El problema de la vivienda en toda Cuba sobrepasa el millón y medio de unidades. En La Habana sobrepasa las 300,000 unidades, algo insólito únicamente visto en ciudades luego de una guerra. En este caso producto del abandono del castrismo al bienestar de la sociedad cubana. Hay que fijarse la misión de restaurar lo histórico, reconstruir, reciclar y construir nuevo hasta que cada familia tenga acceso a una vivienda de calidad.
Sin lugar a dudas hay que empezar por la creación de un Estado de Derecho que reconozca la propiedad privada pilar central de la economía de mercado y un claro respeto constitucional de los derechos humanos. Una Constitución provisional se pondrá en función y comenzará el proceso hacia una Constituyente para una Cuba Moderna y La Habana como ciudad capital.
Se debe respetar -por razones de humanidad- el derecho de las familias que actualmente habitan residencias y/o edificios residenciales a quedarse en ellas(os), luego de un justo proceso legal que les adjudique la propiedad real y compense a los dueños anteriores por esa pérdida. Como este asunto habrá muchos otros que resolver. Lo importante es tener el objetivo de hacerlo en una forma y manera que respete los derechos humanos de las partes.
Hay que comenzar por construir nuevas viviendas para trasladar a ellas a la población que habita las que serán reconstruidas. Un problema a enfocar es el de la densidad brutal existente hoy, producto de barbacoas, múltiples familias en residencias unifamiliares, etc. Esta densidad es inhumana en zonas como Centro Habana, Cerro, etc. Para atacar este problema hay que comenzar por desarrollar inmediatamente nuevas viviendas y comenzar el movimiento poblacional.
Esta combinación de construir nuevo, reconstruir lo existente y proveerle trabajo a la población, para que pueda adquirir su vivienda a través de lo que llamo "financiamiento creativo", comienza con un subsidio inicial que luego pasa a ser hipoteca es una de las maneras de enfocar estos asuntos. Si actuamos con justicia, entendimiento y amor a los demás podemos crear un ejemplo de reconstrucción urbana que sirva de modelo para otros.
Yo tengo la absoluta seguridad que el esfuerzo conjunto de las "dos orillas" del solo pueblo que los cubanos somos lo habrá de lograr. La capacidad y el talento existen, solo falta ponerle la voluntad cuando el momento de hacerlo llegue.
M. I: ¿Qué lugares se mantendrían y cuáles se transformarían? Estamos hablando de zonas como Centro Habana, el Cerro, El Vedado... ¿Cree que exista la posibilidad de concevir un nuevo modelo de planificación urbana a partir de este proyecto?
N. Q: El objetivo es que no se pierdan los lugares que estructuran los "movimientos" de la sinfonía Lezamiana que La Habana es. Parece que el Cerro tiene un altísimo índice de destrucción que hace casi imposible su recuperación. Esa es una decisión muy compleja que hay que tomarla en el lugar cuando llegue el momento. Centro Habana se debe "beneficiar" de sus derrumbes para asignarle las áreas verdes y parques que nunca tuvo.
La respuesta al futuro ya la tenemos en El Vedado que, al igual que la extensión de Barcelona por Ildefonso Cerdá, es un paradigma urbano adelantado a su tiempo y aplicable en el día de hoy. El Vedado contiene en su estructuración unas unidades vecinales de 5x5 o 7x7 manzanas con un parque en el centro y avenidas periferales con áreas comerciales en las plantas bajas de edificios altos que se permiten levantar tomando en cuenta el ancho de dichas avenidas.
Un ejemplo es la Unidad Vecinal entre las calles Línea y 23, las Avenidas de los Presidentes (G) y de los Alcaldes (Paseo). El parque del centro se construyó en mi opinión ilegalmente. En esta unidad vecinal todos sus residentes están a distancia peatonal de comercios y recreación.
Esta es la base fundamental de La Habana del futuro la cual debe responder a sus elementos esenciales y perennes. Las unidades vecinales proveerán con sus calles y avenidas una continuidad urbana, agregándose las unas a las otras e incorporando en el macro-diseño urbano: alamedas y paseos, centros urbanos, centros de actividad urbana (centros comerciales), un tejido de Parques y áreas verdes, etc.
M. I: - Usted se ha referido con añoranza al Plan urbanístico no ejecutado en Trinidad. Dado que allí el entorno humano, arquitectónico y paisajístico es muy suigéneris, quisiera saber si insiste en la renovadora proyección de entonces. ¿No cree que las edificaciones culturales concebidas en la plataforma insular de la bahía de Casilda pueden alterar el ecosistema y limitar las opciones turísticas que se ofrecen ahora?
N. Q: La creación al fondo de la Bahía de Casilda de la "Venecia Criolla" -un gran centro de festivales culturales- es y sigue siendo uno de los grandes sueños de mi vida. Creo que se puede realizar sin alterar el ecosistema (sin "pedraplenes") pero desde luego la respuesta final a su viabilidad la darían los estudios ambientales especializados. Yo soy muy respetuoso de ellos.
M. I: Un proyecto tan ambicioso sólo podría llevarse a cabo con el consenso de todos ¿Cree usted que eso sea posible?
N. Q: Desde luego que se requeriría un consenso de mayoría. Creo que es posible lograrlo una vez se terminen los estudios. Los beneficios del proyecto serían enormes, producto del intenso turismo cultural que la mezcla del centro de festivales con la ciudad colonial, con el turismo de valle, bosque y montaña, provocaría. Vale la pena tomarlo en cuenta y explorarlo.
M. I: Supongamos que Cuba transita a la democracia y restablece el Estado de derecho basado en la economía de mercado. ¿Cómo se imagina Nicolás en ese entorno de luz? ¿Impartirá clases en la Universidad de La Habana como lo hace en la Universidad Internacional de la Florida? ¿Volverá a batallar contra los molinos de la americanización a ultranza? Ojala sea pronto. Aquí lo esperamos.
N. Q: Me imagino feliz y vuelto a la vida plena… totalizado e iluminado. Educar es una de mis devociones. ¿En la UH? Desde luego. ¿Dónde viviría? No sé. ¿Volver a las batallas para defender lo esencial nuestro? Denlo por seguro. Ojalá sea pronto, si Dios quiere.

ENTREVISTA TOMADA DE CubaNet


Videos del desarrollo urbanístico de la Habana en 9 partes, según Nicolás Quintana