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domingo, 2 de enero de 2011

PROYECTO PARA LA HABANA COMO PARTE DEL URBANISMO EN CUBA

Entre La Habana moderna y el umbral del futuro Entrevista a Nicolás Quintana
Miguel Iturria Savón

LA HABANA, julio (www.cubanet.org) - Hijo de un gran arquitecto cubano de la primera mitad del siglo XX, Nicolás Quintana y Gómez creció en un ambiente renacentista que propició sus búsquedas creativas en un entorno urbano marcado por el conflicto entre continuidad y renovación. Al marchar al exilio, en 1960, dejó en proceso la construcción del Banco Nacional, convertido después en el "híbrido" e "hiriente" hospital "Hermanos Amejeiras". Aunque permanecen en pie sus excelentes edificaciones del Laguito, Biltmore y Varadero, el legado arquitectónico de este maestro de la cultura insular yace en el olvido y la indiferencia.
M. Iturria: En La Habana y en otras poblaciones del país se confunden sus obras con las de su padre y las de Antonio Quintana Simonetti. Se asocia el nombre de Nicolás, por ejemplo, con el Retiro Odontológico, situado en la calle L, y con el edificio ubicado en F y Malecón. Háblenos de las edificaciones de su padre. ¿Existe vínculo filial entre usted y el otro arquitecto del mismo apellido que siguió en Cuba?
Nicolás Quintana: No existe vínculo familiar alguno. El Retiro Odontológico y el edificio de F y Malecón son de Antonio Quintana. Fuimos amigos hasta que, luego de 1959, se convirtió en lo que nunca fue anteriormente… un "revolucionario".
Mi padre fue un excelente arquitecto ecléctico, fundador con Miguel Ángel Moenck de la firma "Moenck y Quintana". La obra ecléctica de la firma fue reconocida y premiada ampliamente. Sus obras principales fueron: En la Universidad de La Habana: la Escuela de Ingeniería y Arquitectura y la Escuela de Medicina; el edificio propio de Moenck y Quintana en O'Reilly entre Compostela y Aguacate; la Terminal de Ómnibus de La Habana; y una serie de residencias en El Vedado, etc. Murió muy joven -a los 51 años de edad- en 1950. Una obra de excelencia.
Debido a diferencias de enfoque, entre el eclecticismo y el modernismo, yo nunca pude trabajar con mi padre pues ambos estábamos convencidos de poseer la verdad. Ya desde antes de graduarme tuve una firma con el arquitecto Frank Martínez hasta que en artículo de muerte mi padre me pidió que no dejara desaparecer "Moenck y Quintana".
Yo me gradué en Febrero de 1951 y entré a la firma lleno de bríos y reclamando cambios. Con la aprobación de Miguel Ángel orienté la firma hacia una profunda exploración del modernismo -con carácter regional- hasta mi salida de Cuba el 8 de Enero de 1960., fecha para la cual se estaba realizando el proyecto del Banco Nacional de Cuba.
Considero a mi padre y a Miguel Ángel Moenck influencias iniciales en mi largo viaje arquitectónico que es la esencia de mi vida.
M. I: Usted es miembro de la generación del cincuenta que promovió la modernidad sin abandonar los rasgos esenciales de cubanía. ¿Cómo valora esa revolución arquitectónica aplastada por la revolución social iniciada en 1959?
N. Q:Creo que gracias al historiador cubano Eduardo Luis Rodríguez la obra que se realizó en Cuba en la década de los 40 y que culmina en los 50 -elevando el nivel de la arquitectura cubana a calidades internacionales- fue distinguida inicialmente. Yo estoy muy orgulloso de que fue un cubano el que llamó la atención a los valores alcanzados. Ya para el día de hoy se le reconoce a dicha obra un alto rango de excelencia y se le da valor internacional.
En aquella época lo más fácil hubiera sido seguir los pasos de Corbusier, el gran genio de los tiempos, y mimetizarlo pero -cubanos al fin- tomamos el camino difícil y decidimos que, basándonos en la excelencia de nuestra tradición colonial y ecléctica, explorar sus contenidos y encontrar una respuesta partiendo de ellas sin caer en nostalgias decadentes. Así comenzó la búsqueda de un "modernismo regional", como lo llamó Eduardo Luis, de una arquitectura que surgiera de lo esencial nuestro y se identificara con el cubano, pero que a la misma vez alcanzara una excelencia capaz de situarla como parte de la arquitectura moderna mundial… el objetivo se logró. El Río de la Cultura Cubana fluyó poderoso en aquel momento creativo.
Lo que ocurrió después del 59 con esos logros es un canto a la estupidez más supina. Sobre el Banco Nacional de Cuba ya describí en la Revista Encuentro No.18 lo sucedido con ese proyecto, el primero de gran altura en mi vida profesional, y para cerrar esta pregunta cito de ese escrito lo siguiente: "Hoy pienso que el edificio es hiriente, por los materiales que escogieron, por el piso que le agregaron a las plantas bajas, por la eliminación de la Plaza, por su desconexión con el monumento a Maceo por la construcción de una horrible rampa de acceso. El concepto del absurdo tiene una fiel representación física en el burdo híbrido que es el "hospital" Hermanos Amejeiras".
M. I: Su legado cubano anterior a 1960 es significativo, pero numéricamente menor a la obra arquitectónica realizada después en Puerto Rico, Venezuela y los Estados Unidos durante décadas de exilio. ¿Pudiera analizar ambas etapas? Cuéntenos cómo fue el salto al vacío y las constantes de sus creaciones entre uno y otro periodo.
N. Q: Siempre he aclarado que yo "…salí de Cuba, pero nunca me fui". Mi vida, efectivamente, se desarrolla en dos macro-etapas: Cuba y fuera de ella. Ambas etapas muy queridas pero la de Cuba fue un "alumbramiento", la otra fue darle continuidad a lo descubierto: "… hacer camino al andar" como dijo el poeta. La primera etapa la llevo en el alma, la segunda me acompaña en el camino. Ambas son parte inseparable de lo que soy: un buscador apasionado de nuevas visiones, siempre dispuesto a trabajar en sendas rumbo a la excelencia.
El salto mío no fue en realidad al vacío pues el trabajo que realicé en Puerto Rico, el Caribe, las Bahamas, Venezuela y Brasil y otros lugares me permitió aplicar -con variaciones- lo "descubierto" en Cuba. Lo básico era investigar "lo que las cosas querían ser", llegar a identificar los valores esenciales de cada sitio para luego crear los ambientes adecuados para albergar las actividades humanas que en ellos se ejercían.
A partir de 1960 estuve 15 años en P.R, desde donde trabajé para todo el Caribe y las Bahamas.; 11 años en Venezuela, desde donde trabajé para Brasil y el Caribe. En 1986 entré en Miami desde donde trabajé proyectos de gran magnitud en NYC, la Plaza monumento a José Martí en Los Ángeles y proyectos en la Florida, hasta 1996 fecha en que entré a formar parte de la Facultad de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Internacional de La Florida.
Un total de 211 proyectos y obras avalan mi quehacer arquitectónico y urbanístico.
M.I. : -¿Por qué La Habana? ¿Qué la hace tan importante para usted? ¿Cuáles son las particularidades que según su criterio la convierten en una de las ciudades más valiosas del mundo?
N.Q. : Primero que nada, La Habana es mi ciudad, allí quedó mi alma como ya dije. Es una ciudad que se está destruyendo inexorablemente, poco a poco convertida en una ruina habitada por vidas en ruina también. Son esas "vidas en ruina" las que más me preocupan, no hay nada peor que la desesperanza en el ser humano. Lo otro, la ruina física, es cuestión de dinero, tiempo y trabajo. Nerón quemó a Roma y Roma sigue allí; de Nerón solo queda el mal recuerdo. Las ciudades sobreviven a los que las tratan de destruir… ese es un hecho histórico. Segundo, La Habana es un paradigma urbano nacional e internacional, un modelo de excelencia urbana; un ejemplo que no se debe perder.
El crítico de arquitectura norteamericano Paul Goldberger, luego de su visita a La Habana en 1998, me dijo que La Habana todavía queda como una -posiblemente la única- gran ciudad en el mundo que se puede salvar de la modernización incontrolada que ha destruido otras y puede resurgir como un modelo de ciudad moderna de alta calidad humana. La Habana tiene un diseño urbano de excepcional claridad e increíble continuidad basado en su trazado reticular. Sobre este tipo de trazado el historiador Spiro Kostof opinó lo siguiente: "La Retícula: El diseño ortogonal es una forma de crear orden urbano, no sólo una fórmula de diseño urbano. Si bien la retícula urbana es ubicua en la historia de las ciudades, no es ni estándar ni predecible. El mérito de la retícula es, de hecho, su flexibilidad interminable".
El poeta José Lezama Lima tenía una visión poética de la ciudad y de la vida en ella durante los años 50 a la cual llamaba "una fiesta innombrable".
Decía Lezama que La Habana es fiel "(...) al estilo que perfila una raza (...) tiene un destino y un ritmo (...) ese ritmo nace de proporciones y medidas. La Habana conserva todavía la medida del hombre".
El poeta Gastón Baquero decía que Lezama sentía La Habana como una sinfonía. Confirmando esta opinión Lezama escribió lo siguiente: "... Las grandes ciudades que parecen levantarse sobre una visión memorable, sobre las infinitas variantes sinfónicas, allí esta la plenitud humanística". El Malecón es la "visión memorable" de La Habana y sus barrios las "infinitas variantes sinfónicas".
Todos estos elementos son esenciales y perennes y le dan a La Habana la calidad de gran ciudad. Las ruinas que hoy conforman la ciudad llevan en su corazón los valores más altos de calidad urbana. Ellos deben ser respetados y utilizados, en versión moderna, en el desarrollo de La Habana del futuro.
M.I. : ¿Qué podría destacar del desarrollo de la ciudad y su historia?
N.Q. : Creo que es muy importante conocer por quienes y en que tiempo se construyó la ciudad. La Habana inició su vida en 1519. La Colonia ocupó los primeros 379 años (1519 - 1898) y en ese tiempo desarrolló 560 Has. con una población de 242,000 personas; la República se desarrolló en 56 años, 7 meses y 11 días (20 de Mayo de 1902 al 31 de Diciembre de 1958) con una población de 1,400,000 personas en 5,000 Has. Si analizamos estos datos veremos que la Colonia desarrolló el 11.2% de la ciudad total y la República el 88.8% de ella alojando en ese corto tiempo (más corto que el tiempo promedio de vida de un ser humano), un aumento de 1,158,000 personas (478.5%).
La irracional explotación del país por el régimen colonial y la larga guerra de independencia dejaron a Cuba en ruinas y en condiciones caóticas, tanto en lo social como en lo económico. En la educación -el 72% de la población (posiblemente más) era analfabeta y las escuelas brillaban por su ausencia, mucho menos un sistema escolar actualizado; en la salubridad -no se cumplía siquiera con las condiciones mínimas; en los servicios públicos -existía una necesidad imperiosa de pavimentar las calles (el Prado era un camino de tierra), el alcantarillado era mínimo, peor el sistema de desagüe, y el servicio de iluminación era muy defectuoso por primitivo. El acueducto del Ing. Albear, construido entre 1856 y 1893, era el único servicio público adecuado que la ciudad ofrecía. El Malecón, diseñado por Albear, nunca fue desarrollado, lo comenzaría la intervención norteamericana.
A esta situación hay que agregarle el recuerdo amargo de la brutal "reconcentración" del gobernador Valeriano Weyler la cual, solamente en la provincia de La Habana, provocó 50,000 muertes, y en el país más de 200,000. Además debemos pensar como se sentirían los criollos al ver que cuando terminó la guerra Hispano-Americana con la firma del Tratado de París, el 10 de diciembre de1898, no habían podido siquiera participar en las negociaciones de paz con una representación del Consejo de la República en Armas o de su Asamblea. No fueron reconocidos, luego de 30 años de tanta lucha y tanta muerte.
Las intervenciones norteamericanas de Leonard Wood (1898-1902) y de Charles Magoon (1906-1909) se dedicaron básicamente al saneamiento general de la ciudad; a la construcción de mejoras al sistema de alcantarillado; a mejorar el sistema educativo, bajo la dirección de Enrique José Varona, y a la construcción de escuelas y hospitales; además de emprender labores de embellecimiento urbano, tales como la pavimentación en asfalto del Paseo del Prado (1901), el Parque de los Estudiantes y la Glorieta de la Punta (1902) de Charles B. Brun, un arquitecto norteamericano de origen francés.
Construyeron la Escuela de Artes y Oficios y arreglaron la Academia de Ciencias Médicas. Reorganizaron la Oficina de Constructores Civiles (1907) y comenzaron el desarrollo del Malecón de La Habana llevándolo hasta la calle Lealtad... un paso trascendental para alcanzar la imagen de gran ciudad que La Habana hoy tiene. La Escuela de Arquitectura de la Universidad de La Habana abrió sus puertas en el año 1900 y su primera promoción se graduó en 1906. El currículo de estudios se basó en el sistema de enseñanza de la École des Beaux-Arts de París, de corte clasicista.
En 1959 el analfabetismo era del 20%; el sistema educativo había sido totalmente organizado y escuelas de todo tipo construidas; el sistema sanitario y sus obras relacionadas funcionando; lo mismo en lo alimenticio, en lo industrial, en lo comercial. Se habían alcanzado niveles de vida excelentes y se abría un horizonte de amplias posibilidades para todos los habitantes. Es imposible en esta breve entrevista delinear en detalle los logros que para la década de los 50 se habían alcanzado en el desarrollo e historia de la ciudad de La Habana, mucho menos hacer lo mismo para el resto de las ciudades del país que alcanzaban niveles similares. Todo esto se logró además de la creación de un entorno urbano de excelencia en el cual daba gusto vivir. Yo lo sé porque yo estaba allí.
En el camino de tanta frenética creación, sin embargo no maduramos políticamente y no supimos ver lo que venía… una fiera disfrazada de gato casero. Y lo perdimos todo. Me vienen al recuerdo dos pensamientos: uno, de Aristóteles que dice: "Si no te ocupas de la política, la política se ocupará de ti"; otro, del filósofo pre-socrático Heráclito de Efeso que dice: "Si no esperas lo inesperado, no lo reconacerás cuando llegue".
Por lo tanto: ¿Dónde estamos? ¿Qué se ha logrado desde 1959 a la fecha? Creo que la mejor manera de titular el castrismo y la distorsión castrista de la realidad la dio Theodor Draper cuando dijo que su mayor logro era: "el hiperdesarrollo del subdesarrollo". Sólo hay que recorrer la ciudad y mirar alrededor para aceptar esta realidad… destrucción, ruinas y ausencia de horizonte. Todo lo demás es un cuento mal contado.
M. I: Quiero insistir en su valoración sobre los edificios " mudos", los que '" hablan" y los que "cantan" en La Habana.
N. Q: En la década de los 50 cayó en mis manos el libro "El Alma y la Danza" (Imagen 6) en el cual Paul Valéry tiene un ensayo titulado: "Eupalinos o el Arquitecto" donde Sócrates conversa con el arquitecto Fedro sobre los recorridos peripatéticos de las ciudades en las cuales se aprecian edificios "mudos" -los más-; algunos que "hablan"; y otros -los menos- los cuales "cantan". Esa mezcla de calidades hizo a Venecia e hizo a La Habana, además de la increíble continuidad de sus fachadas y sus arcadas peatonales.
"Cantan" los Castillos coloniales, la Bahía y la Habana Vieja, la Acera del Louvre, el Centro Gallego y el Asturiano, el edificio Bacardí y el Hotel Plaza, el Capitolio y el Palacio Presidencial. "Cantan" Reina y Carlos III, partes de El Vedado, La Rampa, etc. Entre ellos los hay "Mudos" y "Habladores", todos unidos en un solo haz por el control de alturas por piso que La Habana siempre tuvo y que heredamos del quehacer urbano español.
Recuerden que el poeta Lezama sentía La Habana como una "sinfonía"… la cual era sin lugar a dudas.
M. I: La Habana parece un fantasma de su antigua excelencia arquitectónica y urbanística. Sabemos de su proyecto para el rescate de la ciudad, el cual tendrá gran repercución en otras poblaciones de la Isla .Háblenos de su visión de la ciudad cubana del futuro. ¿Cómo tomó forma la idea que se ha convertido en casi una obsesión y ha generado tanta simpatía y seguidores?
N. Q.: A fines del 2004 comenzó bajo mi dirección, compartida con el Decano de la Escuela -también cubano- Juan Antonio Bueno, el proyecto más abarcador y querido de toda mi vida: "La Habana y sus Paisajes", totalmente financiado por generosas donaciones de capital privado, cuyo objetivo es crear una visión para La Habana del futuro creando unas recomendaciones que protejan sus valores tradicionales esenciales y que a la misma vez le abran el camino a la modernidad en una democracia de libre empresa, estado de derecho y respeto a los derechos humanos.
El Decano Juan A. Bueno, en la iniciación del proyecto -el 18 de agosto de 2004- dijo estas palabras: "Los planificadores deben tener muy en cuenta las implicaciones económicas, sociológicas y culturales de la distribución de la población a través de toda la ciudad. Esto lleva al proyecto más allá de sólo los edificios e incluye elementos tales como los parques, los espacios abiertos y el desarrollo sostenible de todos estos componentes. El entorno en el cual la ciudad se afirma es tan importante como la ciudad misma. Es por esto que incorporamos al proyecto todos estos elementos. Trabajando en equipo nos aseguramos de que ésta sea una tarea omnicomprensiva que lo incluya todo, desde las edificaciones y la planificación de la ciudad, hasta la armonía de ésta con la geografía y la ecología de esa parte de Cuba".
El entorno edificado en La Habana y su región se investigarán y procesarán para evaluar la condición del patrimonio urbano y sus valores tradicionales. Esta fase de investigación física emplea planos históricos, imágenes de satélites, fotografías y planos aéreos como información básica. En Cuba se están tomando fotografías de las condiciones actuales de los lugares. El proyecto está usando planos topográficos y geodésicos de importantes áreas de La Habana, a una escala de 1:2000. Como complemento de esta información, una gran cantidad de planos y otros materiales técnicos escritos se guardan en los archivos del proyecto.
La investigación creará una base bien documentada, desde la cual se enfocarán los estudios que se hagan, a fin de tomar decisiones bien informadas en cuanto a demolición, reciclaje, reconstrucción, construcciones nuevas y el uso apropiado de terrenos, en el contexto existente y su periferia, dentro de los límites físicos de la ciudad.
Sobre la base de lo anterior, se está estableciendo una visión urbana claramente definida para estructurar La Habana moderna. Esta visión constituirá la armadura principal dentro de la cual se desarrollarán las principales partes de la ciudad, reconociéndose sus valores tradicionales, cada cual con su propio carácter y personalidad. La modernidad de su enfoque impulsará a La Habana hacia el futuro.
Un conjunto de Pautas y Sugerencias Arquitectónicas sobre el entorno urbano se escribirá para proteger y orientar la nueva visión. Esto servirá para desarrollar más tarde -en Cuba, cuando sea libre y democrática- los Códigos y Ordenanzas legales para implementarlas. Esos Códigos y Ordenanzas ofrecerán el entramado dentro del cual los arquitectos, inversionistas y urbanizadores, etc., puedan trabajar.
Los resultados del trabajo ejecutado para La Habana y su Región serán útiles, como modelo prototípico, para planear, guiar y luego codificar legalmente a otras ciudades cubanas. Las recomendaciones del proyecto podrían incluir alternativas de políticas urbanas, planes y programas que ayuden a orientar la reurbanización de las ciudades de Cuba en general.
M. I: ¿Y el transporte? ¿Cómo solucionar la transportación eficaz entre la ciudad y las urbanizaciones satélites? ¿Es aún el Metro una alternativa viable? ¿Volverían a verse los tranvías en La Habana?
N. Q: Estamos proponiendo que el problema del transporte debe ser de primera prioridad al comenzar la reconstrucción de la ciudad… el primer paso. Creo que es la manera de comunicarle al cubano --actualmente viviendo en condiciones infrahumanas y soportando increíbles esperas para trasladarse en transportes de la peor categoría-que las cosas van a cambiar y sus problemas van a ser atendidos.
Durante la República el transporte público estaba en manos de empresas privadas y era de óptima eficiencia, al extremo que a pesar de tener la población autos privados (1 por cada 30 habitantes) se prefería utilizar el transporte en el diario trajinar del trabajo.
Había 303 empresas de ómnibus con 4,459 unidades En 1958 la compañía Ómnibus Aliados tenía -solamente en La Habana- 1,400 ómnibus para servir a 1,400,000 habitantes (1 por cada 1000), además de los tranvías y los carros de alquiler en sus piqueras. Era muy fácil y económico trasladarse en aquellos tiempos.
Si el Metro es una alternativa viable o no dependerá de estudios técnicos especializados que se harán una vez Cuba entre en su proceso de reconstrucción. El subsuelo cavernoso pudiera presentar problemas al respecto. Veremos.
Los tranvías, en clave moderna, se volverán a ver en La Habana. Cada vez más ciudades retornan a ese sistema, combinándolo con ómnibus y taxis.
La Habana tiene una serie de poblaciones satélites desarrolladas a lo largo de los siguientes 5 ejes:
1. Cotorro, Cuatro Caminos, Diezmero, San Francisco y Santa María del Rosario.
2. Rancho Boyeros, Santiago de las Vegas, Bejucal y Quivicán.
3. Punta Brava, Bauta, Caimito del Guayabal y Guanajay.
4. Santa Fe, Baracoa, y Mariel.
5. Cojímar, Santa María del Mar, Marbella y Santa Cruz del Norte.
Se incentivará el crecimiento de ellas y se comunicarán entre sí y con la ciudad por medio de trenes urbanos y vías rápidas de acceso.
M. I: Al problema del transporte se agrega la situación de la vivienda. En La Habana, el proyecto de restauración turística aumenta el desalojo y las condiciones inhumanas de quienes residen en el Casco Histórico, Centro Habana, Cerro y los suburbios de la periferia. ¿Se arriesga usted a hacer propuestas al respecto? ¿Podrán los urbanistas resolver un problema que rebasa el ámbito de la arquitectura?
N. Q: El problema de la vivienda en toda Cuba sobrepasa el millón y medio de unidades. En La Habana sobrepasa las 300,000 unidades, algo insólito únicamente visto en ciudades luego de una guerra. En este caso producto del abandono del castrismo al bienestar de la sociedad cubana. Hay que fijarse la misión de restaurar lo histórico, reconstruir, reciclar y construir nuevo hasta que cada familia tenga acceso a una vivienda de calidad.
Sin lugar a dudas hay que empezar por la creación de un Estado de Derecho que reconozca la propiedad privada pilar central de la economía de mercado y un claro respeto constitucional de los derechos humanos. Una Constitución provisional se pondrá en función y comenzará el proceso hacia una Constituyente para una Cuba Moderna y La Habana como ciudad capital.
Se debe respetar -por razones de humanidad- el derecho de las familias que actualmente habitan residencias y/o edificios residenciales a quedarse en ellas(os), luego de un justo proceso legal que les adjudique la propiedad real y compense a los dueños anteriores por esa pérdida. Como este asunto habrá muchos otros que resolver. Lo importante es tener el objetivo de hacerlo en una forma y manera que respete los derechos humanos de las partes.
Hay que comenzar por construir nuevas viviendas para trasladar a ellas a la población que habita las que serán reconstruidas. Un problema a enfocar es el de la densidad brutal existente hoy, producto de barbacoas, múltiples familias en residencias unifamiliares, etc. Esta densidad es inhumana en zonas como Centro Habana, Cerro, etc. Para atacar este problema hay que comenzar por desarrollar inmediatamente nuevas viviendas y comenzar el movimiento poblacional.
Esta combinación de construir nuevo, reconstruir lo existente y proveerle trabajo a la población, para que pueda adquirir su vivienda a través de lo que llamo "financiamiento creativo", comienza con un subsidio inicial que luego pasa a ser hipoteca es una de las maneras de enfocar estos asuntos. Si actuamos con justicia, entendimiento y amor a los demás podemos crear un ejemplo de reconstrucción urbana que sirva de modelo para otros.
Yo tengo la absoluta seguridad que el esfuerzo conjunto de las "dos orillas" del solo pueblo que los cubanos somos lo habrá de lograr. La capacidad y el talento existen, solo falta ponerle la voluntad cuando el momento de hacerlo llegue.
M. I: ¿Qué lugares se mantendrían y cuáles se transformarían? Estamos hablando de zonas como Centro Habana, el Cerro, El Vedado... ¿Cree que exista la posibilidad de concevir un nuevo modelo de planificación urbana a partir de este proyecto?
N. Q: El objetivo es que no se pierdan los lugares que estructuran los "movimientos" de la sinfonía Lezamiana que La Habana es. Parece que el Cerro tiene un altísimo índice de destrucción que hace casi imposible su recuperación. Esa es una decisión muy compleja que hay que tomarla en el lugar cuando llegue el momento. Centro Habana se debe "beneficiar" de sus derrumbes para asignarle las áreas verdes y parques que nunca tuvo.
La respuesta al futuro ya la tenemos en El Vedado que, al igual que la extensión de Barcelona por Ildefonso Cerdá, es un paradigma urbano adelantado a su tiempo y aplicable en el día de hoy. El Vedado contiene en su estructuración unas unidades vecinales de 5x5 o 7x7 manzanas con un parque en el centro y avenidas periferales con áreas comerciales en las plantas bajas de edificios altos que se permiten levantar tomando en cuenta el ancho de dichas avenidas.
Un ejemplo es la Unidad Vecinal entre las calles Línea y 23, las Avenidas de los Presidentes (G) y de los Alcaldes (Paseo). El parque del centro se construyó en mi opinión ilegalmente. En esta unidad vecinal todos sus residentes están a distancia peatonal de comercios y recreación.
Esta es la base fundamental de La Habana del futuro la cual debe responder a sus elementos esenciales y perennes. Las unidades vecinales proveerán con sus calles y avenidas una continuidad urbana, agregándose las unas a las otras e incorporando en el macro-diseño urbano: alamedas y paseos, centros urbanos, centros de actividad urbana (centros comerciales), un tejido de Parques y áreas verdes, etc.
M. I: - Usted se ha referido con añoranza al Plan urbanístico no ejecutado en Trinidad. Dado que allí el entorno humano, arquitectónico y paisajístico es muy suigéneris, quisiera saber si insiste en la renovadora proyección de entonces. ¿No cree que las edificaciones culturales concebidas en la plataforma insular de la bahía de Casilda pueden alterar el ecosistema y limitar las opciones turísticas que se ofrecen ahora?
N. Q: La creación al fondo de la Bahía de Casilda de la "Venecia Criolla" -un gran centro de festivales culturales- es y sigue siendo uno de los grandes sueños de mi vida. Creo que se puede realizar sin alterar el ecosistema (sin "pedraplenes") pero desde luego la respuesta final a su viabilidad la darían los estudios ambientales especializados. Yo soy muy respetuoso de ellos.
M. I: Un proyecto tan ambicioso sólo podría llevarse a cabo con el consenso de todos ¿Cree usted que eso sea posible?
N. Q: Desde luego que se requeriría un consenso de mayoría. Creo que es posible lograrlo una vez se terminen los estudios. Los beneficios del proyecto serían enormes, producto del intenso turismo cultural que la mezcla del centro de festivales con la ciudad colonial, con el turismo de valle, bosque y montaña, provocaría. Vale la pena tomarlo en cuenta y explorarlo.
M. I: Supongamos que Cuba transita a la democracia y restablece el Estado de derecho basado en la economía de mercado. ¿Cómo se imagina Nicolás en ese entorno de luz? ¿Impartirá clases en la Universidad de La Habana como lo hace en la Universidad Internacional de la Florida? ¿Volverá a batallar contra los molinos de la americanización a ultranza? Ojala sea pronto. Aquí lo esperamos.
N. Q: Me imagino feliz y vuelto a la vida plena… totalizado e iluminado. Educar es una de mis devociones. ¿En la UH? Desde luego. ¿Dónde viviría? No sé. ¿Volver a las batallas para defender lo esencial nuestro? Denlo por seguro. Ojalá sea pronto, si Dios quiere.

ENTREVISTA TOMADA DE CubaNet


Videos del desarrollo urbanístico de la Habana en 9 partes, según Nicolás Quintana






































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