“Cualquier tiempo pasado fue mejor”, es siempre la frase que se escucha aunque en el pasado se hallan vivido calamidades y penurias, pero a pesar de eso siempre sentimos de quien relata las vivencias pasadas un aire de protagonismo vivido y de sabiduría que pretende recibir de quien lo escucha admiración.
Al final, al adquirir las experiencias de la vida a medida que los años pasan por nosotros y nos volvemos viejos nos convertimos en maestros tanto de historia como de la vida en general para los mas jóvenes y es así como yo, cuando ya he alcanzado la edad que para muchos la consideran que formo parte de la vejez me inspiran a escribir estas líneas y relatarles un poco mis experiencias y la forma que viví mi infancia a la que considero que fue los mejores años de mi vida, en los dorados años 50 y 60
En esa época eran muy usuales llenar álbumes de postalitas. También se intercambiaban y se jugaban con ellas como barajas. Entre los álbumes que recuerdo están los siguientes.
Aunque existieron otros que por mi edad no me fue posible llenar, aunque si lo hizo mi hermano mayor, como los de los peloteros profesionales de las ligas americanas, así como los de los cuatros equipos de la liga nacional, Habana, Almendares, Cienfuegos y Marianao.
Generalmente estos álbumes de postales eran el resultado de programas de aventuras televisivos o de radio.
Para esa época eran comunes las revistas llamadas muñequitos o comic. Algunas eran de guerra, fantásticas, de indios y vaqueros y de Disney. Era usual intercambiar los mismos entre amigos o en establecimientos dedicados a vender o intercambiar.
Los juegos de la época aunque han trascendido hasta la actualidad han decaído o desplazados por los juegos electrónicos. Eran juegos de grupos en las cuadras o placeres donde se socializaba entre los amigos. Entre ellos teníamos jugar a las bolas, al trompo, empinar papalotes, a los escondido, al “quemao”tratando de golpearse con una pelota de tenis los jugadores, jugar al taco (con un palo de escoba y un corcho envuelto en tape) a la pelota con una pelota de tenis en las cuatro esquina, la quimbunbia, patinar, montar en carriolas fabricadas con patines, montar bicicleta o montar chivichanas, policías y ladrones, suiza, guerra con escopetas de chapas de refresco, al pon, joyos,etc.
También se jugaban juegos de mesa, como damas, domino, parchis, damas china, monopolio, palitos chinos, cubilete, a los soldaditos con los carros de fricción o de cuerda y por supuesto las niñas jugaban a las muñecas, las cuquitas, los jakies y a las casitas.
Que ilusión y expectativa todos teníamos esperando el día de los Reyes, días antes recorríamos las calles donde se exhibían los juguetes en las vidrieras. Cuando nos despertábamos ese gran día el sonido de los revólveres de fulminantes, las sirenas y sonidos de los juguetes inundaba todo el barrio. Mas tarde tuvimos la desgracia de ver el comienzo del racionamiento de los juguetes en el que se daba un juguete básico y dos adicionales y sobre todo ver como ya en edades tempranas ya perdíamos la ilusión tan linda de que los Reyes Magos existían pues éramos testigo de cómo nuestros padres hacían las colas para adquirir los juguetes que entre otras cosas casi siempre no coincidían con el deseado.En esos años eran muy usuales los carritos de helados Guarina, Hatuey, San Bernardo que recorrían las calles, escuchándose el trinar de las campanitas..
Abundaban también los carritos de granizados así como los carretones vendiendo frutas o intercambiando caramelos por botellas vacías.
Aunque en aquellos tiempos no existía la tecnología de hoy en día que pueden disfrutar los niños en la actualidad, y que en Cuba en particular fuimos perdiendo casi todo lo que conté con la llegada del régimen castrista, fuimos felices, pues podíamos socializar cara a cara entre los amigos, a pesar de que esa felicidad se fue perdiendo también al empezar el régimen a politizarnos.
